Viajar, para mí, es un acto de comunión profunda con nuestro planeta. Es una forma de reconectar no solo con la naturaleza, sino también con la esencia misma de la humanidad, a través del encuentro con culturas vibrantes y comunidades que nos acogen. Santiago de Chile, con su imponente cordillera y su mezcla de tradiciones ancestrales y modernidad palpitante, ofrece al viajero consciente un escenario perfecto para practicar el ecoturismo y experimentar un estilo de viaje sostenible. Hoy les invito a acompañarme en este viaje introspectivo y con propósito, donde cada decisión se toma con respeto y asombro por el mundo que nos rodea.
Planificar un viaje de ecoturismo a Santiago no solo implica elegir un destino, sino también la forma en que llegamos allí. Personalmente, suelo buscar vuelos que promuevan prácticas más ecológicas; por ejemplo, seleccionando compañías como LATAM Airlines y Sky Airline, que han implementado medidas para reducir su huella de carbono. Utilizan aviones más eficientes y ofrecen programas de compensación de emisiones, algo que podemos considerar para minimizar nuestro impacto. Usando plataformas como vuelosrapido.com, es posible encontrar excelentes ofertas en estas aerolíneas. Ellos nos ayudan a ahorrar mediante sus tarifas mayoristas, pero también podemos aprovechar para optar por vuelos directos, que suelen ser menos contaminantes.
El alojamiento sostenible es otro pilar fundamental del ecoturismo. Durante mi estadía en Santiago, elegí hospedarme en espacios que fomentan el respeto por el entorno, como hoteles que cuentan con certificaciones ecológicas o pequeños hostales que trabajan de la mano con la comunidad local. El Hotel Bidasoa es un ejemplo de hospitalidad verde: un lugar que no solo ofrece comodidades de bajo impacto ambiental, sino que también involucra a sus huéspedes en prácticas sostenibles.
Al explorar Santiago, me he sentido profundamente conectada al participar en actividades de turismo regenerativo. Desde caminatas en el Parque Nacional La Campana, donde el bosque nativo me susurra historias ancestrales en cada brisa, hasta visitas a viñedos orgánicos en los valles cercanos, he descubierto que cada experiencia es una oportunidad para aprender y contribuir positivamente al lugar que visitamos. Entender cómo las comunidades locales preservan su entorno y cultura nos enriquece tanto a ellos como a nosotros.
Cada día, comienzo con una práctica de yoga que me centra y me prepara para recibir al mundo con los brazos abiertos. En la serenidad de Santiago, rodeada de cerros y del aire fresco de la mañana, siento que mi cuerpo se alinea con la tierra que piso, estableciendo una conexión que va más allá de lo físico.
Al concluir este recorrido por Santiago, refuerzo mi convicción de que viajar debe ser un acto consciente y comprometido. Cada elección, desde el transporte hasta el lugar donde descansamos, tiene un impacto, y está en nuestras manos asegurarnos de que sea positivo. Les animo a considerar cada viaje como una oportunidad para devolver algo al mundo y a sus gentes, porque en este intercambio respetuoso y amoroso radica la verdadera esencia del viajar.
En cada despedida, en cada retorno, traigo conmigo no solo fotografías que capturan la belleza efímera de un momento, sino también la certeza de que este planeta es un hogar compartido, digno de ser cuidado con cada paso que damos.

Sofía Duarte
Viajera Consciente
Ecologista y fotógrafa argentina de 40 años especializada en turismo sostenible. Documenta iniciativas ecológicas en todo el mundo y promueve formas de viajar con bajo impacto ambiental. Practica yoga diariamente durante sus viajes.