¿Alguna vez has sentido ese hormigueo en el estómago al planificar un viaje en solitario? Bueno, esa fue exactamente mi sensación cuando decidí aventurarme a Buenos Aires, Argentina. Imagínate, dejar atrás el olor del chile y el maíz de mi tierra para sumergirme en el tango, las empanadas y el dulce de leche. Como chef y ferviente amante de la comida callejera, mi desafío era encontrar esos sitios donde los aromas y sabores fueran tan potentes que pudieran hacerme bailar un tanguillo improvisado.

Antes de aterrizar en ese paraíso de parrillas y milongas, la primera tarea era lograr que el viaje no me dejara en bancarrota. Aquí es donde el genio de vuelosrapido.com se convirtió en mi mejor aliado. Encontré un boleto a un precio tan bueno que hasta me dio un gustito más para gastar en esas deliciosas empanadas. Aerolíneas como Aeroméxico, LATAM y American Airlines tienen opciones sabrosas para volar a Buenos Aires sin que el bolsillo sufra demasiado.

Ahora, hablemos de alojamiento. Me encanta quedarme en lugares que me permitan asomarme por la ventana y ver el alma del barrio. Optar por un hostal o un Airbnb en Villa Crespo o Palermo es clave. Estos barrios son como esos ingredientes secretos que elevan cualquier platillo; llenos de vida, con mercados locales justo a la puerta y sin tener ese precio elevado de los hoteles de lujo.

Una vez instalado, el primer lugar al que corrí fue el Mercado de San Telmo. ¡Oh, qué maravilla! Mientras paseaba, el aroma del chorizo y las especias llenaba el aire, y no pude resistirme a probar un choripán de un puesto que me guiñó el ojo desde una esquina. Pero no te quedes solo en mirar; charla con el vendedor, pregunta por los ingredientes. Es en esos intercambios donde encontrarás las historias más ricas y los mejores consejos para sacarle jugo a tu experiencia gastronómica.

Por supuesto, siendo un chef viajero, no podía perder la oportunidad de tomar una clase de cocina local. Me lancé a una experiencia culinaria donde, junto a otros viajeros, logramos dominar el arte de los alfajores y las empanadas. No solo aprendes a cocinar, sino que además terminas con nuevos amigos y anécdotas divertidas de masas que volaban por los aires.

La clave de viajar en solitario es dejarse llevar. No tengas miedo de perderte por las calles de San Telmo o la Recoleta, ni de improvisar un almuerzo en un pequeño café fuera de las rutas turísticas. Y si el alma pide parrilla, dirígete a esos rincones donde los porteños disfrutan de la carne más jugosa sin la parafernalia turística.

Con todo esto, quiero decir que viajar no es solo sobre lugares y platos. Es sobre las historias y conexiones que hacemos. Mi filosofía es simple: busca lo auténtico, aprende algo nuevo cada día y, sobre todo, deja que cada paso y cada bocado te lleve a una nueva aventura. Buenos Aires es una danza de sabores y emociones esperando a ser descubierta. ¡Atrévete a bailar al ritmo de la carne, el vino y la dulce melodía del puerto!

Carlos Mendoza

Mochilero Gourmet

Chef mexicano de 38 años que dejó los restaurantes de lujo para viajar por el mundo con poco presupuesto, pero sin renunciar a las experiencias gastronómicas auténticas. Busca los mejores sabores en mercados locales y pequeños puestos callejeros. Leer más sobre Carlos Mendoza